“La economía de la Longevidad está dirigida a acompañar a las personas a lo largo de toda su vida, asumiendo que vamos a vivir hasta los 100 años. Paradójicamente, parecería que, a medida que la esperanza de vida se alarga cada vez más, y que la tasa de natalidad de todos los países disminuye, la mayoría de los productos y servicios están dirigidos a personas de hasta 55 años, como si a partir de esa edad no hubiera consumidores, ni necesidades ni nada! Esto tiene que cambiar y ya. Y tiene que cambiar pensando en los mayores de hoy y de mañana, no en los del pasado. Hay que abandonar la idea de la abuelita simpática que hace tortas en casa y cuida a sus nietos y del abuelo arrugadito que está en la plaza dando de comer a las palomas. Hoy por hoy, las personas de más de 55 años gozan de buena salud, tienen un nivel educativo alto, están activos física y mentalmente, tienen amigos, viajan, tienen actividades y agenda propia, están involucrados con su comunidad y, por supuesto, tienen necesidades y deseos que muy pocas empresas están satisfaciendo. Las claves de esta mejor salud y de esta mayor esperanza de vida saludable radica en dos pilares: La actividad física y las relaciones sociales. Ambos, aspectos fundamentales para un envejecimiento saludable, autónomo e independiente. Lamentablemente, hemos visto como la pandemia afectó estos dos aspectos, y muchas personas mayores empeoraron su salud por no poder salir y por perder el contacto social con su familia y amigos. Por poner algo positivo, el coronavirus ayudó a reducir la llamada “brecha digital” y hemos visto como muchos mayores se acercaron a la tecnología para poder relacionarse socialmente, aunque mas no sea a través de una pantalla.”
